dimecres, 25 d’agost del 2010

¿ES TARDE PARA RECORDAR? LA MUÑECA ROTA




¿ES TARDE PARA RECORDAR?

LA MUÑECA ROTA


El pasado 5 de agosto se cumplió el aniversario de la muerte de Marilyn Monroe, la mítica estrella de cine, la sex-símbol, por excelencia del siglo XX, que desapareció en circunstancias trágicas hace casi cincuenta años. Decían que se suicidó, nadie sabe concretamente los motivos. Por desgracia, también ahora mueren mujeres trágicamente, cada vez más, las asesinan, que es más trágico todavía, tampoco se saben los motivos, pero sí por quien. Siempre tendrá su lugar en la historia para dedicarlo a su recuerdo, sin evitar, aunque salvando las distancias, la similitud de las mujeres victimas de ahora, todavía por desgracia, existente en nuestra sociedad actual. Cincuenta años son más que una vida, o toda una vida, demasiado larga, no dejando aflorar la intensa luz, la riqueza que tienen, tenemos todas las mujeres. El caso de Marilyn fue diferente, pero no por eso menos víctima. Su muerte no fue por unas manos, fueron miles de manos que rompieron el hilo de su vida. Su agonía fue más musical, más brillante, envuelta de fama y de luces artificiales y falsas, cuando ella ya brillaba con luz propia. Fue como una marioneta, que todos querían tirar de sus hilos en direcciones distintas. No consiguieron romper los hilos, pero sí despedazarla . Era una mujer frágil, con una vida maltrecha. Frustrada como mujer, vacía como madre y desesperada después de sus once abortos. Muchos hombres la quisieron, casi todos la desearon, pero pocos la amaron, quizá ninguno. Sólo la vieron por fuera, su belleza sexy, la admiraban por ser mujer, más bien como mujer objeto. Cuando ella quería ser, ante todo persona, que lo fue, y gran actriz que también lo fue, superarse, y sobre todo también quería ser madre. Muchas mujeres la admirábamos y la admiramos, la valorábamos y valoramos por su valía como actriz, como persona y por humanidad. Pero la mayoría, sobre todo los hombres no supieron ver la poesía que contenía su corazón. Fue como una muñeca con la que todos quisieron jugar, considerada como un producto para producir dinero, explotando su físico, sin tener en cuenta su interior, su mente y su calidad humana. Hecho que, salvando las distancias, les ocurre a muchas mujeres en la actualidad, cada vez menos, gracias a Dios.

A Marilyn le hacían tomar tranquilizantes para dormir y estimulantes para trabajar... Su vida se acabo, la muñeca se rompió, su cuerpo se difuminó, se esparció por el firmamento, viviendo en miles de estrellas para siempre... destrozaron su cuerpo, pero nunca pudieron, ni podrán, destruir su alma... ni su recuerdo.


Gloria Fandos