dilluns, 25 d’abril del 2011

Dia de la Madre


 

El primer domingo de mayo se celebra el Día de la Madre. Años atrás se conmemoraba el día de La Inmaculada, 8 de diciembre. Cambiaron el día. No sé el motivo. ¿Puede ser que las madres de antes eran más inmaculadas, más divinas que las de ahora? No tiene sentido. No creo que esa sea la razón. Sus acuerdos y sus motivos tendrán los que poseen el poder de decidir si se celebran las festividades en unas fechas u otras

El Día de la Madre siempre ha tenido una gran importancia. En mi época escolar de la primaria hacíamos gran diversidad de cosas para regalar a nuestra madre en su Día. Desde dibujos y poemas a coser delantales con sencillos bordados. Trabajos más complicados, como figuras geométricas, octaedros, decaedros. Con dibujos en todas sus caras y cosidas por sus lados, menos por una que hacía de tapa. Servía de joyero o para guardar dinero. En aquella época y clase social, la verdad es que no abundaba mucho ni de una cosa ni de otra, pero con lo poco que había, lo teníamos muy valorado y bien administrado. También confeccionábamos una bolsa con un género natural, de color marfil, llamado rafia o pita, forrada con tela de colores, un broche para cerrar y un fleco en la parte de abajo formado con los propios hilos de la rafia y un asa de cuerda de algodón trenzada. Resultaba una bolsa moderna para ir a comprar, de viaje e incluso de paseo. Las madre presumían, pues iban modernas y arregladas. Era un regalo que sus hijas habían hecho para ellas, y lo lucían contentas y con ilusión, lo mismo que los delantales.

Del Día del Padre, entonces, no había o no recuerdo nada de nada. Mucho más tarde, cuando yo he sido madre, es cuando tengo conciencia de celebrar el día del Padre, y que es tan importante como el da la Madre.

Recuerdo a mi hijo pequeño, en sus primeros años, cuando fue al Colegio de las Teresianas, que para el Día de la Madre me regaló un revistero de tela y otro año la funda de un cojín con dibujos bordados en punto de cruz. Confeccionado y bordado por él. También lo utilizo y lo guardo con gran cariño.

Cuando somos mayores el amor a la madre, tiene otras connotaciones, otras responsabilidades... Es natural, nos invade la realidad triste, verlas envejecer, sufrir y morir...Pero nunca mueren, siempre viven en el recuerdo.

 

Gloria Fandos Gracia

 

Publicado en abril de 2009 en el Diari de Tarragona en el apartado "Línea abierta"